viernes, 18 de mayo de 2012

¿Por qué permitir que Miley Cyrus ultraje vilmente una de las mejores de Bob Dylan?

Enlace a la reseña del disco tributo de Amnistía Internacional a Bob en Muzikalia que firma Jorge Salas.

De verdad que le he dado muchas vueltas a cómo encarar este disco homenaje a los 50 años de Amnistía Internacional. Un recopilatorio con más de 70 versiones de Dylan en cinco discos. Lo primero que me viene a la cabeza es: ¿era necesario? Es decir, ¿por qué coger una idea cojonuda y maltratarla hiperbólicamente hasta convertirla en una tortura que denunciaría la propia AI? ¿Por qué permitir que Miley Cyrus ultraje vilmente una de las mejores de Bob Dylan?
Porque la idea, en el fondo, no es mala. Hasta podría ser resultona. Ahí están Instant Karma, otro disco de versiones (en este caso de John Lennon) auspiciado por Amnistía Internacional, o el Heroes de la organización War Child (éste, por cierto, cuenta con una sudorosa versión de “Leopard-skin pill-box hat” a cargo de Beck). Pero la ejecución, excesiva y bulímica, lo tira todo por la borda.
Es gracioso que, entre todos los títulos de Dylan, se haya elegido “Chimes of freedom” (campanas de libertad); más que nada porque muchas de las versiones son de cárcel. Además de la ya citada Hanna Montana (escupiendo sobre “You’re gonna make me lonesome when you go” y el legado del mejor country), entre los destrozos más dolorosos están canciones emblemáticas como “Girl from the north country” (Sting), “Them bells” (Natasha Bedingfield), “I want you” (Ximena Sariñana), “Just like a woman” (Carly Simon), “Desolation row” (My Chemical Romance), “Subterranean homesick blues” (Michael Franti), “When the ship comes in” (Outernational) o “Man in the long black coat” (Daniel Bedingfield). Estas son las peores, pero además están acompañadas de una larga lista de versiones más prescindibles que la discografía de Scarlett Johansson.
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