miércoles, 16 de noviembre de 2011

Pat Garret y Billy the Kid: para aprender cómo es la soledad

En el portal argentino Página 12, un músico, Willy Crook, elige su canción favorita de Dylan: Pat Garret y Billy the Kid


Elijo el casete de la banda de sonido de Pat Garrett y Billy The Kid, de Bob Dylan. Quiero subrayar la palabra casete, porque así fue como lo escuché, más o menos cuando tenía catorce años, y estaba en España. Yo venía de vivir en el campo, cerca de Villa Gesell, sin vecinos, sin nada. Estudiaba en el Liceo Naval porque quería ser marino y conocer el mundo, pero una vez ahí me sacaron las ganas. Venía tocando la guitarra y figuraba entre mis proyectos para cuando fuera mayor ser músico, pero casi en la misma categoría que ser astronauta.

Musicalmente era ignorante. No tenía acceso a información, en mi casa no había TV, tenía poca música, sólo mi guitarra y los dos o tres temas que sabía tocar. Como existían algunas revistas, yo me sabía sólo los nombres de algunos grupos que nunca había escuchado y me anotaba en un cuaderno. Había leído acerca de Bob Dylan en algún lado, pero no lo había escuchado. Por esa época, cuando tenía más o menos trece años, principios de los ‘80, los Crook nos fundimos y tuvimos que ir a vivir a España. Tuve que dejar el colegio y empezar a laburar. Trabajábamos en Torremolinos, en un pequeño boliche de bisutería. Así fue como me pude comprar varios casetes. Encontré esos grupos que yo anotaba. Era una locura, cosas como Joe’s Garage de Frank Zappa, Pink Floyd, y este disco de Dylan. Todo nuevo.

La canción que más recuerdo es una que se llama algo así como “Billy estás tan lejos de casa”. Si le cambiaba una letra, estaba hablando de mí. Pero él tenía pistola, tenía posibilidad de matar gente y yo no... Igual yo no sabía muy bien de qué se trataba el disco, y la película la vi mucho después, como para no decepcionarme. La vi como otra cosa. Actuaba Bob Dylan tirando cuchillos y con eso me conformé.

Hay una atmósfera de soledad, de calma, de desierto, en ese disco de Dylan. Y esa cosa de guitarra y soledad era parecida a lo que estaba viviendo en España, así que me gustó enseguida, me sentí muy identificado. Esa soledad apátrida. Tanto en la escuela de marinos como cuando me fui, viví eso de soledad y desierto. Con ese disco aprendí a disfrutar de la soledad.

Con la guitarra por ahí tocaba un poco y ese de “Billy” fue uno de los primeros temas que saqué. Mucho después, cuando hice “Fuego amigo”, me acordé mucho de esas canciones, y esa atmósfera de western está plasmada ahí. El horizonte redondo, la llanura. En el campo tuve ese horizonte redondo. Lo mismo que odiaba de chiquito, que me hizo querer conocer el mundo y anotarme en el Liceo Naval, fue lo que después extrañé. Salí, conocí el mundo y después quise volver y verlo de vuelta. La película me hizo acordar de eso.

Ahora voy mucho a Gesell, ruteo mucho. Y siempre me invento algo que hacer para pararme un rato y mirar el horizonte en esos caminos de tierra.


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