viernes, 7 de mayo de 2010

Bob Dylan y Juan Pablo II


Ayer recordaba el año 1997 y la famosa actuación de Dylan en el Congreso Eucarístico de Bolonia, ante 300.000 personas allí congregadas por Juan Pablo II.

La actuación de Dylan supuso una gran controversia. ¿¡cómo es posible!?! el profeta de la contracultura cantando ante Juan Pablo II ¡no! (hubo rasgamiento de vestiduras en algún diario nacional).

Fue una actuación corta, pero de gran calidad. Dylan venía de haber realizado grandes conciertos en los años 95 y 96. En el 97 se estaba recuperando de una importante infección en el corazón. Apenas fueron tres canciones, pero muy bien elegidas: comenzó con Knockin' on heavens door, la muerte como la gran cuestión. Siguió con la profética A Hard rain's a-gonna fall y terminó con un claro piropo al Papa viajero Forever Young.

En la prueba de sonido previa Bob eligió Maggie's Farm, Rank Strangers To Me, Stone Walls And Steel Bars, A Hard Rain's A-Gonna Fall, una versión más rápida de la misma, I Shall Be Released, With God On Our Side, Desolation Row, y Forever Young.

Aunque Dylan no cantó Blowin in the wind, el Papa hizo referencia en sus palabras a la letra de esta canción:


Amadísimos jóvenes, os doy las gracias por esta fiesta, que habéis querido organizar como una especie de diálogo a varias voces, donde la música y la coreografía nos ayudan a reflexionar y a orar. Hace poco, uno de vuestros representantes ha dicho, en nombre vuestro, que la respuesta a los interrogantes de vuestra vida «está silbando en el viento». Es verdad. Pero no en el viento que todo lo dispersa en los torbellinos de la nada, sino en el viento que es soplo y voz del Espíritu, voz que llama y dice: «Ven» (cf. Jn 3, 8; Ap 22, 17).
Me habéis preguntado: ¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre para poder reconocerse hombre? Os respondo: Uno. Uno solo es el camino del hombre; es Cristo, que dijo: «Yo soy el camino» (Jn 14, 6). Él es el camino de la verdad, el camino de la vida.
Por eso, os digo: en las encrucijadas donde convergen los muchos senderos de vuestras jornadas, interrogaos sobre el valor de verdad de todas vuestras opciones. Puede suceder, a veces, que la decisión sea difícil y dura, y que la tentación del desaliento resulte insistente. Eso les pasó a los discípulos de Jesús, porque el mundo está lleno de caminos cómodos y atractivos, sendas de bajada que se sumergen en la sombra del valle, donde el horizonte se hace cada vez más estrecho y sofocante. Jesús
os propone un camino de subida, difícil de recorrer, pero que permite al ojo del corazón dilatarse en horizontes cada vez más amplios. A vosotros os toca elegir: o ir deslizándoos hacia abajo, hacia los valles de un conformismo romo, o afrontar el esfuerzo de la subida hacia las cimas donde se respira el aire puro de la verdad, la bondad y el amor.

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