Repasemos. música sin letra (adiós, Bob Dylan), con melodías repetitivas, ni grandes sobresaltos. O sea: jazz clásico –nada de vanguardismos estridentes y jam sessions infernales–; música clásica –lo mismo, mucho Bach y nada de ruidismo a lo Stockhausen, pero un Beethoven metido en furia ayuda en los días de estrés y un buen Wagner ahoga el runrún de cualquier cotorra de oficina–; música minimalista a lo Philip Glass, Steve Reich o Erik Satie; ambient a lo Brian Eno; chill out, pero sin pasarnos con las dosis ibicencas, que el lugar de trabajo no es el Café del Mar, por favor; muchas bandas sonoras, del muy de moda Cliff Martínez a Michael Nyman o Alexandre Desplat. Y, ¡sorpresa!, bandas sonoras de videojuegos, especialmente diseñadas por los desarrolladores para no despistarte en tus aventuras gráficas. Busquen Michael Giacchino o Medal of honor en Spotify. Todas estas canciones ayudarán, pero no convertirán a el Tonto Simón de la canción de Radio Futura en Einstein. A fin de cuentas, la relación de amor entre música y trabajo se parece más a un bolero que a cualquier otra cosa.Leer más
jueves, 18 de septiembre de 2014
Los expertos aconsejan no escuchar a Dylan mientras se trabaja
Lo cuenta Rubén Romero Santos en ICON (El País). Parece ser que lo mejor para escuchar mientras se trabaja son canciones con melodías repetitivas y sin letra. Esto tiene un efecto en nuestro cerebro que hace que liberemos dopamina.
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yo creo que eso depende de cada persona...yo trabajando he escuchado miles de veces a Dylan y he hecho el trabajo perfectamente...y aun diria mas (como los Hernandez y Fernandez), creo que he trabajado mejor cuando he escuchado a Dylan,...
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