Aire de Dylan, de Enrique Vila-Matas. Lo publica Seix Barral.
Enlace a una entrevista con el autor en El Cultural.
La respuesta sigue estando en el viento. Entre Bob Dylan, los fantasmas del futuro y un Archivo General del Fracaso, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) ha construido Aire de Dylan, que lanza Seix Barral el próximo martes: un homenaje al mundo del teatro y una crítica a la posmodernidad a través de la relación de un padre muerto y su hijo, en el que no faltan ni el humor más descarnado ni la más alta literatura.
“Es curioso -añade Vila-Matas-, porque es Vilnius quien lucha por ser una sola persona y se parece sin remedio físicamente a Bob Dylan; de hecho, le llaman Little Dylan, y Bob Dylan es el ser múltiple por excelencia, es un auténtico misterio, creador de muchas personalidades en una sola. Su padre, Lancastre, admira a Dylan por eso. Es de los que cree que debe interpretarse un personaje. Su hijo no cree precisamente lo mismo, aunque poco a poco irá haciéndose múltiple, sin darse cuenta”, explica. Empezando por adoptar los recuerdos, la memoria, del padre, tras un absurdo golpe en la cabeza. “Es del todo inverosímil, porque si tuviéramos que convivir con dos experiencias nos volveríamos locos”, admite.
Enlace a una entrevista con el autor en El Cultural.
La respuesta sigue estando en el viento. Entre Bob Dylan, los fantasmas del futuro y un Archivo General del Fracaso, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) ha construido Aire de Dylan, que lanza Seix Barral el próximo martes: un homenaje al mundo del teatro y una crítica a la posmodernidad a través de la relación de un padre muerto y su hijo, en el que no faltan ni el humor más descarnado ni la más alta literatura.
“Es curioso -añade Vila-Matas-, porque es Vilnius quien lucha por ser una sola persona y se parece sin remedio físicamente a Bob Dylan; de hecho, le llaman Little Dylan, y Bob Dylan es el ser múltiple por excelencia, es un auténtico misterio, creador de muchas personalidades en una sola. Su padre, Lancastre, admira a Dylan por eso. Es de los que cree que debe interpretarse un personaje. Su hijo no cree precisamente lo mismo, aunque poco a poco irá haciéndose múltiple, sin darse cuenta”, explica. Empezando por adoptar los recuerdos, la memoria, del padre, tras un absurdo golpe en la cabeza. “Es del todo inverosímil, porque si tuviéramos que convivir con dos experiencias nos volveríamos locos”, admite.
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