Leo un artículo en El País sobre Ishigruo:
Hace años quería ser Bob Dylan. Era más joven, estaba más perdido y no sabía con certeza a qué mundo pertenecía. Si a aquel Japón que renacía de sus cenizas atómicas o a la decadente Gran Bretaña, despojada del imperio e hirviente de cultura pop, donde creció. En medio de ese mar de dudas siempre aparecía como un asidero su guitarra, su piano y una canción. "He escrito más de cien", confiesa.
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