“Lo que no me interesa es contar historias, además de que no sé inventar historias, no es lo mío la ficción. La historia, la anécdota, no me parece relevante. Lo que sí cuenta es el discurso sonoro. Por ejemplo, la gente no acude a ver una ópera para que le cuenten una historia, que en ópera suelen ser historias bien estúpidas, sino a presenciar un desenlace musical. Lo mismo ocurre en las letras de las canciones pop: son generalmente estúpidas, con excepción de Bob Dylan, pero sucede que a Bob Dylan pocos lo siguen como poeta.
“Y es que a quienes escriben sobre música les gusta lo fácil. Cuando algo no les gusta es porque no saben qué escribir sobre lo que están escuchando, porque se trata de discursos sonoros complejos, no lineales, que no están contando una simple historia; entonces prefieren música de la que resulte fácil escribir.
“Y es que a quienes escriben sobre música les gusta lo fácil. Cuando algo no les gusta es porque no saben qué escribir sobre lo que están escuchando, porque se trata de discursos sonoros complejos, no lineales, que no están contando una simple historia; entonces prefieren música de la que resulte fácil escribir.
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