Extracto del artículo Trampas para periodistas de Diego A. Manrique en El País, sobre la cancelación de la gira asiática de Dylan
- Los chinos perversos. Como todos, pico el anzuelo y escribo sobre el supuesto veto a Bob Dylan por parte de las autoridades de Pekín: paladeo la paradoja de que los comunicapitalistas chinos puedan considerar subversivo al Dylan sesentón, que rara vez habla al público. Pero algo no cuadra. ¿Por qué se anulan también las citas de Dylan previstas en Taiwan, Hong Kong y Corea? El portavoz del Ministerio de Cultura chino hace honor a la opacidad del régimen, al rehusar aclarar siquiera si se solicitaron permisos para esos conciertos. Y el responsable de la gira se esfuma. Me huele a uno de esos promotores que se lanzan al vacío con demasiada alegría: ya había pegado otra espantada, al suspender shows de Oasis en China tras comprobar que la venta iba floja; también echó la culpa a los burócratas de Pekín. Tratándose de un taiwanés, tal vez considere un deber patriótico dejar en evidencia al gigante continental. Recuerdo entonces el aviso del Hombre de Plomo, un periodista con callo: desconfía de las historias demasiado redondas; generalmente, tienen truco.
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